Recorriendo los Humedales del sur de Cali

Dos de los trece humedales que existen en la comuna 22 de Cali están ubicados dentro de la Universidad Javeriana. Los humedales fueron declarados áreas de protección especial en 1971 por la Convención de RAMSAR y, posteriormente, el Banco Mundial promulgó la Directiva Operacional 2.00 anexo D que señala a los humedales como “tierras silvestres de particular importancia”. Es decir, ya sea que los humedales se encuentren en terrenos públicos o privados, deben ser preservados. ¿Por qué? Porque los humedales, aparte de ser el hogar de muchos seres vivos (peces y reptiles, principalmente), son filtradores naturales de agua.

El sábado 30 de abril en la mañana, un grupo de egresados y estudiantes de la Pontificia Universidad Javeriana Cali participaron de un recorrido ecológico por los humedales del sur de la ciudad. El objetivo era promover el cuidado de sí mismos, de la naturaleza y del entorno y, al mismo tiempo, dar a conocer y recoger fondos para el programa de becas “Alas para mi futuro”. Los participantes pudieron conectarse con la naturaleza, apreciar las imágenes y disfrutar de los sonidos de los dos humedales localizados dentro de la universidad, del Humedal de la Babilla, del Humedal Panamericano y del Humedal Las Garzas. Allí pudieron observar la vegetación endémica propia de dichos ecosistemas y parte de su fauna: aves, guatines, tortugas y una babilla.

El innombrable

El innombrable. El conservador, el reaccionario, el populista, el latifundista, el patriarca, el patrón de plaza, el agitador de masas, el falso mesías. El máximo representante de la derecha autoritaria, el que se quería perpetuar en el trono, el gran amante y huérfano del poder, el que nos cuesta 18.000 millones al año protegerlo, el que se opone siempre a toda política pública a favor de los Lgbti, el del “le voy a dar en la cara, marica”, el más macho, el caudillo.

El que, por falta de argumentos, señala a sus críticos, sin prueba alguna, de ser “guerrilleros vestidos de civil” (misma terminología empleada por Carlos Castaño); el adalid del Estado de opinión, concepto político infame que les sirve a las mayorías para aplastar minorías; el que se opone a que los despojados recuperen sus tierras; el que utilizó su posición de primer mandatario para convertir a sus hijos en  “súper empresarios”; el que hace más de 7 años prometió mostrar su declaración de renta; el asociado No. 82 de una lista elaborada por la DIA en marzo de 1991 que lo señala de “colaboración con el cartel de Medellín” (Ver página 10 del DIA Intelligence Information Report:https://drive.google.com/file/d/0B4lHh510lrExVmZxZ3QwRFk5MUE/view?pref=2&pli=1); el que tiene un primo que fue condenado por parapolítica, una cuñada y una sobrina extraditadas a Estados Unidos por pertenecer a la organización del Chapo Guzmán y un hermano señalado de haber sido líder de un grupo paramilitar en Antioquia (leer “El Clan de los 12 Apóstoles” de la periodista Olga Behar); el que le entregó el DAS al paramilitarismo para que espiara e intimidara a la oposición, a periodistas,  a defensores de derechos humanos y a magistrados de la Corte Suprema (esto lo informó William Brownfield, exembajador de Estados Unidos en Colombia, al Departamento de Estado a través de unos correos electrónicos que fueron desclasificados por el FBI); el que no sabía que el paramilitar alias Job entraría por el sótano de la Casa de Nariño para reunirse con dos de sus funcionarios; el que desató la tragedia de las ejecuciones extrajudiciales apoyando la “brillante” idea de ofrecer 3.800.000 pesos por cada guerrillero muerto; el de la Operación Orión en la comuna 13 de Medellín; el de la ley 100 de 1993; el que tuvo dos exjefes de seguridad que fueron vinculados con el narcotráfico por la justicia; el que compró la reelección en el congreso; el que ternó a Jorge Pretelt; el que liberó los precios de los medicamentos en 2006 y ocasionó que termináramos pagando los precios más altos de América Latina; el que tenía decenas de congresistas de su coalición de gobierno involucrados en el escándalo de la parapolítica; el que tiene 9 de sus adláteres condenados penalmente; etc., etc., y un largo etc. Ese es el mismo que ahora se declara “perseguido político” y el mismo que los colombianos eligieron como “El Gran Colombiano” en 2013. ¡Qué vergüenza!

Que sea popular no significa que sea bueno.

Para recordar: En 1933 la popularidad de un genocida en ciernes, de los peores, era del 90%.

De proveedores a mantenidos

Cada vez conozco más casos de parejas heterosexuales donde la mujer es la proveedora y el hombre el “mantenido”. Esto para los conservadores es el acabose, la prueba fehaciente de que la sociedad va rodando por una pendiente sin fondo y de que no hay quien la ataje. Pero la verdad es que con la globalización y las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, la cultura ha ido cambiando a ritmos acelerados. La sociedad no es ni ha sido inmutable. Ahora menos. Pese a las críticas, los “mantenidos” que conozco no se consideran menos “hombres”. De hecho, están tan seguros de su hombría que prescindieron de la necesidad de demostrarla.

Es evidente que se está gestando una nueva masculinidad. A los hombres cada vez les da menos duro mostrar su sensibilidad y aceptar sus debilidades. Ya no se esfuerzan tanto por reprimir sus lágrimas ni por refrenar sus emociones. La mujer, que también ha cambiado, es menos proclive a buscar al macho proveedor o patriarca (algunas les huyen), sino que simplemente se fijan en quien las haga felices. Finalmente, cada vez son menos las que necesitan de alguien que las provea económicamente.

Conocí de cerca el caso de un matrimonio que se fue al garete solo porque el hombre nunca pudo con la idea de que ella ganara más dinero que él. Su orgullo macho, forjado en los bastiones del conservadurismo en Colombia, le impidió quitarse el velo de los estereotipos de género que tanto hacen sufrir, y prefirió divorciarse. Nunca vio a su esposa como a una igual, sino como a una rival; algo muy propio de estas sociedades machistas. Mucho lo lamentó después, cuando ya no había nada qué hacer. Afortunadamente todo está cambiando.

Debo confesar que me molestan sobremanera los juicios de valor negativos hacia quienes han decidido llevar una vida en pareja por fuera del canon. Las formas, normas y condiciones las ponen las mismas parejas.  Mientras sea de forma consensuada no le veo ningún problema. Hay que respetar, así no lo compartamos. Sucede lo mismo con aquellos que han decidido tener una relación abierta. Si ambos están de acuerdo con tener sexo por fuera de la relación, pues ¡cuál es el lío! Si se cree en la monogamia o en la unión libre, ¡cuál es el problema! Si lo que hacen los demás va en contra de su religión o sistema de creencias, pues le tocó resignarse. Execrable sería tratar de imponerle a alguien una forma de vida. Mientras se respeten los derechos de cada quien, hay paz. Ya lo dijo Don Benito Juárez.

Recordatorio: Los católicos están llamados a “no hablar demasiado” a “no juzgar con severidad a los demás” a “sufrir con paciencia los defectos ajenos”, a “tener bondad y mucha comprensión” y a no estar curioseando vidas ajenas. No lo digo yo sino la “Imitación de Cristo”, el libro católico más editado después de la Biblia. Lo acabo de leer.

Fin del conflicto armado

Algunos están convencidos de que firmar un acuerdo con las guerrillas es entregarle el país al “Castrochavismo” o abrirles las puertas al comunismo. Reciban un parte de tranquilidad. Quien negocia en nombre del Estado es una de las dos facciones de la élite política que se ha disputado el poder durante toda la historia republicana (Centralistas y federalistas, primero; conservadores y liberales, después; Uribistas y santistas, ahora). En realidad, son los mismos, solo cambia la denominación. El liberalismo tradicional está hoy representado por el santismo, que JAMÁS renunciaría a sus privilegios históricos en nombre de la paz, ni mucho menos por entregárselo al comunismo. El proceso de paz vale la pena, no solo porque la negociación es la única forma posible de ponerle fin al conflicto armado, sino porque ya son muchos los litros de sangre que se han dejado de derramar. Si usted compara el número de muertos producto del conflicto armado desde octubre de 2012 (fecha en que se formalizaron los diálogos) hasta hoy con cualquier otros tres años y medio del siglo XXI, se dará cuenta de la gran reducción. SÍ VALE LA PENA. Y no es la paz de Santos, sino del pueblo colombiano. No encendamos nuestra ira por el rifirrafe entre las élites políticas, ni por caudillos, ni fanáticos. El fin del conflicto armado urge porque es justo ponerle fin al sufrimiento de tantos que lo viven día a día en la zona rural de Colombia o en las zonas urbanas marginadas. No es JUSTO que quienes lo viven a través de la televisión se dejen tentar por los odios y rencores y trunquen la posibilidad de tantos de poder vivir por fuera del fuego cruzado. Es por ellos, quienes lo viven y lo sufren todos los días, no por SANTOS.

Yo también fui víctima

*El siguiente texto tiene lenguaje sexual explícito.
Se recomienda tomarlo como parte de la historia en su contexto.

Ayer me enteré de que el presunto autor de las intimidaciones a los hermanos Sebastián y Alejandro Lanz, estudiantes de la Universidad de los Andes y activistas LGBTI, fue citado por la Fiscalía a la audiencia de imputación de cargos el próximo 25 de mayo por el delito de amenazas agravadas. Me fue inevitable no sentir alivio por ellos, pues yo también fui víctima de algo parecido, pero en mi caso la Fiscalía todavía no ha dado con el responsable. Esta es mi historia:

El 01 de enero de 2015 leí un mensaje enviado a mi blog en wordpress el 30 de diciembre de 2014 en el que se me advertía que el próximo año, es decir el 2015, sería el año de la venganza en mi contra. Estos son algunos apartes del texto que provenían de una cuenta en wordpress desconocida para mí:

“Estoy feliz el año que comienza va a ser el año de mi venganza en su contra. Llegó la hora. Prepárese loca afeminada y empastillada (por todas las drogas que mete por depresiones), prepárese, agárrese duro que lo voy a arruinar”. “Me pareció conveniente empezar mi venganza con su reputación. Ahora va a ser su reputación la que sufra, la que sea tergiversada”. “No se sienta tan seguro en Cali eh, allá tengo un par de amigos que le pueden partir las rodillas”. “Créame que cuando usted cerda inmunda que huele maluco loca zarrapastrosa afeminada que no levanta nada fea asquerosa, cuando ud muera tomaré un juguito de mango celebrando en una playa”.

Esta no era la primera vez que sucedía. Desde septiembre de 2013 venía recibiendo mensajes insultantes y amenazantes desde siete cuentas de wordpress llamadas “Desaparezca de nuestras vidas para siempre”, “Dejenos en paz”, “Dejenos en pazzzzzzzzz”, “Dejenos en pazz”, “dejenosenpaz@nojodamas.com”, “Pier Luigui Calzoni” y “Tico de Fessss”. Por el lenguaje utilizado y la prosa intuí que provenían de una misma persona. Estaba seguro. Los epítetos utilizados para describirme eran los mismos en todos los mensajes: “Loca afeminada”, “Loca viciosa drogadicta”, “Loca esquizofrénica”, “Loca demencial”, “arpía venenosa y desesperada”, “voz de maricona desesperada”, etc. Incluso me incitaba al suicidio y me preguntaba “¿Cuándo se va a morir?”. En una ocasión afirmó: “Si lo viera ahogándose lo dejaba ahí”. Otra amenaza: “Ha sido una persona muy afortunada de tener novio en el pasado, y debería tener cuidado porque si sigue jodiendo no va a volver a tener novio, tenga cuidado o le envío uno de mis amigos para recoger a sus novios”.

Al principio, septiembre de 2013, no le presté mayor atención y eliminaba los textos intimidantes. Pero después, por recomendación de una amiga y por la cantidad y el calibre de los mensajes, decidí dejarlos allí para reunir pruebas. Aclaro que JAMÁS respondí a ningún mensaje, algo que al parecer le encendía su ira, pues me lo hacía saber en textos posteriores: “Responda sanguijuela”. Cuando leí el último mensaje, el del 30 de diciembre de 2014 en el que se me advertía sobre una venganza en mi contra, me asusté y vi que la cosa podía pasar de castaño a oscuro.

El 01 de enero de 2015 en la mañana me doy cuenta de que alguien había suplantado mi identidad en la red social Grindr. Abrió una cuenta en dicha red social con mi foto y un usuario llamado “PASIVA VIH”. La descripción del perfil era la siguiente: “VIH pasiva afeminada. Soy afeminada pese a quien le pese. Tengo VIH hace dos años. Agréguenme a mis redes sociales en Twitter y Facebook. Escribo en La Crónica soy importante así que solo gente solvente”. Para ese entonces, yo tenía una columna quincenal en el diario La Crónica del Quindío y me reuní con el director de ese medio de comunicación para ponerlo al tanto de la situación.

La suplantación de mi identidad la hizo desde la ciudad de Armenia, pues el radar de la red social Grindr permite saberlo. Habló con muchos usuarios de Grindr que se encontraban en esa ciudad y esto fue algunas de las cosas que les dijo: “Fóllame a pelo”, “Soy pasivo con VIH por el norte de Armenia buscando sexo bareback con machos activos. Solo sex a pelo! Agrégame a Facebook y a Twitter. Los links en mi perfil”, “Papasito fóllame. Vente adentro mío”.

Esa cuenta fue denunciada por los usuarios y Grindr la bloqueó. Pero la persona que me intimidaba abrió otra con mi foto y la tituló (nombre de usuario): “PASIVA”. En la descripción puso: “Ay pipí cómo me calientas”. Cuando dicha cuenta fue bloqueada por la aplicación, no se conformó y creó una tercera, también con mi foto, y un nombre de usuario llamado: “PASIVA GANOSA”.

Unos de los usuarios de Grindr con quién habló se percató de la suplantación y le dijo que me dejara en paz. Esto fue lo que le respondió: “Te vas a ganar que te apuñalen”, “Grindr sigue quitando las fotos de la pasiva de mis perfiles”, “500 chats en 2 días, ahí le di de su propia medicina”.

Yo puse el denuncio en la Fiscalía de Armenia el 02 de enero de 2015 y les entregué todas las pruebas. Hasta el día de hoy no ha habido ningún avance y todavía no tengo ni idea sobre el autor de las agresiones en mi contra. Espero que se haga justicia, pero, sobre todo, poder encarar a esa persona y preguntarle de dónde sale tanto odio hacia mí. Hasta ahora, en mi vida, nunca había tenido problemas graves con nadie. Tuve una infancia feliz y una excelente relación con mis compañeros del colegio y de la universidad. Agradezco el apoyo de tantas y tantas personas que me han animado a que persista en la búsqueda de la verdad e, incluso, a que aproveche la cobertura mediática que ha recibido el caso de los hermanos Lanz para escribir mi testimonio. Deben ser muchos los casos y no hay por qué callar.

SU HOGAR Y SUS MEMORIAS

Vivía en una casa grande. Allí nació y allí quería morir.

La casa de Doña Ruth estaba ubicada en una ciudad de Colombia, una de las de mayor desarrollo.

Pasaba los días en compañía de su hijo menor, que había regresado a su lado después de un divorcio, y de dos jóvenes universitarios que le pagaban por vivir allí.

Esas paredes no solo eran  su hogar y sus memorias, sino su modo de subsistencia.

Un día la sorprendió la grata noticia de que le habían bajado el estrato a su propiedad. Pagaba menos por los servicios públicos y los impuestos eran de menor costo.

Otro día estaba furiosa porque la habían visitado funcionarios de la alcaldía: debía desalojar. Su casa ocupaba el terreno que sostendría un gran proyecto de desarrollo urbano.

Después de un minucioso avalúo, el precio de la casa no era ni la mitad de lo que ella pensaba. Recientemente y por casualidad se había convertido en un estrato bajo.

Doña Ruth se indignó. Se opuso. Luchó contra las garras de la demolición, sacó gente a escobazos, escribió, peleó, y tocó todas las puertas posibles. Muy pocas voces la secundaron, apenas las de los vecinos que pasaban por la misma situación.

Los políticos que alguna vez tocaron a su puerta estaban del otro lado y hasta la increpaban por oponerse al desarrollo. Ella se convirtió de un momento a otro en la gran fuerza opositora del desarrollo; fuerza que sería derrotada por el más tierno suspiro del monstruo al que se enfrentaba.

Le dieron dos meses para encontrar donde vivir, tiempo más que suficiente, según ellos. El dinero que le darían no le alcanzaba más que para encontrar donde meter la cabeza con su hijo. ¿Alquilar habitaciones? ¿Y su modo de subsistencia? ¡A quién le importa eso! A doña Ruth le quedaban apenas 20 días para encontrar dónde mudarse.

Un día, afanada, salió de su casa e intentó cruzar la calle sin mirar a los lados. Arrollada por un bus. Su cuerpo rodó y quedó tendido justo en la acera del frente de su casa.  La casa que la vio nacer y donde quería morir.

El negocio fue lucrativo, para unos cuantos, para todos, supuestamente.

Hoy, el desarrollo urbanístico se levanta imponente en ese lugar.

Hoy, no hay rastro de Doña Ruth, ni de su historia.