“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”, escribió Eduardo Galeano. Y para explicarle esta idea a alguien no se me ocurrió un mejor ejemplo que el de la Madre Teresa de Calcuta, la encarnación de la caridad.
La llamada Madre Teresa de Calcuta dijo haber sido una enviada del cielo (¡qué tal la humildad!) para trabajar por los más débiles. Pregonó la idea del egoísmo como raíz de todos los males y logró que los poderosos del mundo, en aras de limpiar sus conciencias (<<Haced amigos en el cielo con las riquezas adquiridas injustamente>>), le regalaran dinero para trabajar por los más pobres. Pero esta señora no fundó ni una sola clínica en Calcuta. En su hospicio se morían personas por no recibir una atención médica adecuada. “Los moribundos no recibían tratamiento médico apropiado o medicinas para el dolor, más allá de una aspirina o un ibuprofeno si tenían suerte”, contó Mary Loudon, quien trabajó como voluntaria en La casa de los moribundos (Home of the dying). Y añadió: “No tenían suficientes goteros, las agujas eran reutilizadas una y otra vez”.
Pero, en cambio, sí hubo suficiente dinero para fundar más de 500 conventos en más de cien países. Ese era el verdadero objetivo detrás de tanto “altruismo”: difundir las ideas del fundamentalismo católico. La verdadera lucha de la Madre Teresa de Calcuta fue una cruzada global contra el aborto, la contracepción y el divorcio. A sabiendas de que la superpoblación es una de las causas principales de la miseria, no tuvo ningún reparo en irse lanza en ristre contra la anticoncepción, ni en equipararla moralmente con el aborto, que para ella era “la principal amenaza para la paz mundial” (así lo dijo en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Paz). Y En 1995, la muy “apolítica” monja, le pidió al pueblo irlandés que votara en contra del referéndum que les permitiría tener derecho al divorcio (¡imagínense!).
A la Madre Teresa de Calcuta le faltó solidaridad y le sobró egoísmo. Su lucha no fue contra la pobreza sino a favor del dogma católico. Los pobres le sirvieron de caballito de batalla y fueron mezquinamente utilizados para recoger dinero a favor de unas ideas irracionales que no solo no han servido para combatir el sufrimiento en el mundo, sino que lo han exacerbado.
“Nunca había visto a la gente pobre tan cercana a su gobernante como lo eran los haitianos con Duvalier, ha sido una lección hermosa, he aprendido de esto”, dijo Teresa de Calcuta a la prensa después de haber recibido un reconocimiento y una donación económica de parte del dictador Baby Doc Duvalier en 1981.
Nota: Si quieren ampliar el tema, les recomiendo el documental El ángel del infierno de Christopher Hitchens (está en youtube) y el texto Por qué detesto a la Madre Teresa de Calcuta de Martín Caparrós, publicado en SoHo.