“Viejitos degenerados”

Hace poco vi a dos mujeres de la tercera edad tomando aguardiente en un bar gay, escuchando “música para jóvenes”, disfrutando de los videoclips y manifestando su amor públicamente: se cogían de las manos, se abrazaban y se acariciaban el pelo. Mi primer pensamiento fue: “¿Qué hacen estas abuelitas aquí?” Y me respondí: “Lo mismo que usted”.

Me quedé pensando que nuestros códigos morales nos han enseñado que los ancianos no rumbean (a menos de que sea en una “viejoteca”), que no tienen sexualidad (deben negarla), que no está “bien visto” que hablen de su deseo sexual ni de cómo lo satisfacen (seguramente a muchos les dará asco pensar que una anciana se masturba, que los abuelitos hacen el amor o que un anciano busca sexo consensuado, etc.).

Definitivamente, la sexualidad en la vejez es un tabú. Y eso causa sufrimiento. Hace poco le escuché a una prima (que hace doctorado en psicología en la universidad de Texas) decir que las enfermedades de transmisión sexual en los ancianos y en las ancianas eran muy frecuentes, y a los pocos días le escuché lo mismo a una amiga médica; es decir, deseo sexual sí hay pero hay que esconderlo y satisfacerlo a escondidas o no satisfacerlo por miedo a ser parte del club de “degenerados” (del cual yo soy presidente).

Y esa clandestinidad hace que se corran más riesgos. Y esa clandestinidad es la culpable de que los viejitos se demoren en consultar al médico cuando sienten molestias en sus genitales. Avergonzarse de lo que uno es y de lo que siente enferma la mente y el cuerpo (hay estudios que dicen que el sentimiento de culpa se puede manifestar en enfermedades físicas).

La pareja de ancianas lesbianas me recordó el discurso que profirió Madonna en diciembre cuando recibió el premio a Mujer del año de la Revista Billboard. La cantante se refirió al comentario de la reconocida escritora feminista Camille Paglia según el cual ella se estaba objetizando sexualmente (lo que es peor cuando no se es joven) y perjudicando al feminismo.

La respuesta de Madonna fue contundente: “Entonces, pensé, si eres feminista no tienes sexualidad o debes negarla. Soy una feminista diferente, soy una mala feminista”. La mujer puede adueñarse de su sexualidad y manejarla como se le dé la gana; la mujer tiene derecho a cosificarse, si así lo desea; puede convertirse en sex symbol, si así lo quiere; la mujer puede tomar el control de su sexualidad y adueñarse de su propio cuerpo. La mujer puede llamar la atención con su cuerpo de la forma como lo desee y eso no tiene nada de malo, al contrario, empodera a las demás (“mi cuerpo es mío”).

 

Nota: Muchos de los comentarios que me hacen no los entiendo porque los redactan muy mal. Procuren hacer un uso medianamente correcto de los signos de puntuación. Uno piensa antes de escribir y relee al final para cometer la menor cantidad de errores posibles. Gracias.

#LunesSinCarne

Génesis 1-26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastre sobre la tierra”. Esta es la frase favorita de muchos para justificar su codicia y la explotación de los recursos naturales.

No es que no debamos hacer uso de los recursos naturales, pues están ahí y es lo que nos permite la supervivencia, pero hay una diferencia entre explotarlos y utilizarlos de forma responsable.

El Antiguo Testamento promueve el modelo EGO, piramidal, donde el ser humano está por encima de todas las especies vegetales y animales, en detrimento del medio ambiente y del modelo ECO, donde el ser humano hace parte del todo y no ocupa un lugar superior, sino que convive responsablemente con el medio ambiente.

La producción ganadera actual está haciendo del mundo un lugar insostenible. La ganadería implica la tala de muchos árboles, no solo para darle espacio a las reses, sino para cultivar soya y maíz, que son los principales insumos del concentrado que le dan a los animales que nos comemos (los monocultivos dañan el suelo y afectan los circuitos de agua).

El metano emitido por el excremento de las vacas contribuye más al calentamiento global que todos los gases emitidos por el transporte del mundo. Y por si fuera poco, el 8% del consumo del agua mundial se destina a la ganadería, actividad que constituye la mayor fuente de contaminación del agua.

Estamos produciendo alimento para los animales y no para los seres humanos. La producción de proteína animal es mucho más costosa que la de proteína vegetal. Producir un kilo de proteína animal cuesta veinte veces más que producir un kilo de proteína vegetal. Los invito a que investiguen por qué el hambre en India aumentaría si se comieran las vacas.

La cadena alimentaria nos muestra que ciertos animales se comen otros animales. Pero los animales comen lo necesario, en cambio los seres humanos nos excedemos y terminamos afectando a las especies y al medio ambiente en general. Todos los tipos de dietas tienen restricciones. Por ejemplo, en una dieta carnívora la cantidad de proteína no puede exceder los 58 gramos por día, pues perjudicaría al organismo y podría hasta contribuir a la multiplicación de las células cancerígenas, etc.

Si la humanidad dejara de comer animal por un día, los beneficios medio ambientales serían grandes. Por eso hay activistas en distintas partes del mundo haciendo una campaña llamada: #LunesSinCarne. Los invito a que reduzcamos nuestro consumo animal y a que dejemos de comer carne un día a la semana.

Pregunto: ¿Por qué nos duele la muerte de un perro y no la de una vaca o la de un marrano? ¿Por qué no nos duele comernos a unos y a otros sí? Todos tienen un sistema nervioso complejo y sienten mucho dolor. Por eso, es una contradicción ser animalista y comerse una vaca o un cerdo.